LA REVOLUCIÓN DE LA BONDAD
El escritor portugués y premio Nobel de literatura, José Saramago, ya
tristemente fallecido, ha sido y sigue siendo una inspiración y un ejemplo para
muchas de nosotras y nosotros. Sin duda, su carácter pesimista fue uno de los rasgos
más marcados de su carácter, teniendo una percepción y un juicio muy negativos
sobre el mundo y el ser humano. Saramago consideraba que nuestra civilización
estaba en decadencia, por lo que surge la maldad en forma de egoísmo, crueldad,
intolerancia, injusticia y violencia. También consideraba que somos seres en
búsqueda. Dijo que “el ser humano es un ser que está contantemente en
construcción, pero también, y de manera paralela, siempre en un estado de
destrucción”. La historia y el presente confirman esta percepción. Pero esta
concepción pesimista también le sirvió de impulso para activar su resistencia
crítica y elaborar propuestas con las que contribuir a superar el paisaje tan
aciago que se dibujaba ante él. Desde su militancia política, pasando por su
intervención civil como ciudadano implicado siempre en los problemas sociales,
hasta el punto rebelde de su literatura, lo alejaron de actitudes pasivas, y no
dejó de sumarse a un proyecto global de transformación del mundo. Saramago
consideraba que las personas no habían llegado a materializarse en su condición
humana, por lo que necesitamos hacer la revolución de la bondad con el objetivo
de civilizarnos.
Estamos a punto de iniciar las Feria y fiestas en Argamasilla de Alba y
para muchos desalmados es sinónimo de acosar a las mujeres que quieren
divertirse, o insultar y humillar a quienes son diferentes a ellos sin ningún
motivo. Quizás este sea el mejor momento para iniciar esa revolución de la
bondad y demostrar que verdaderamente somos seres humanos civilizados. Todas y
todos tenemos derecho a disfrutar estas fiestas en libertad, sin maldad, sin agresiones
ni físicas, ni verbales, ni de ningún tipo, y a hacer compatible el disfrute de
las mismas con el respeto y la ocupación de espacios compartidos, de forma
libre, para mujeres y hombres, sin importar su género, su condición sexual,
ocupación, religión, lugar de procedencia, etc. Las fiestas, las verbenas, los
bares, los espacios de ocio y, en resumen, la calle son nuestras, son de todas
y de todos, y no podemos permitir que nos expulsen y se adueñen de ellos.
Para disfrutar de las fiestas, no es necesario acosar ni insultar a nadie.
Para disfrutar de las fiestas, solo es necesario respeto, poder convivir en paz,
vivir libremente. Y eso es lo que desde Izquierda Unida os deseamos, unas
felices Feria y Fiestas 2018 con respeto para todas y todos en las que
iniciemos la revolución de la bondad.
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