domingo, 13 de diciembre de 2015

Programa electoral: Salud y Sanidad

Salud y sanidad

Las propuestas de UP-IU son propuestas para políticas de la salud, no para políticas de la enfermedad

Para los demócratas y progresistas no es posible resignarse a un país en el que la desigualdad social y económica determine cuanto vas a vivir y con qué calidad de vida

No aceptamos un país donde un anciano puede morir solo en su casa o un inmigrante puede agonizar sin atención sanitaria.

No merecemos este viejo país en el que el sistema sanitario público se deteriora a propósito con políticas neoliberales, privatizando, excluyendo, recortando, aumentando las listas de espera y estableciéndose repagos.

También en salud y sanidad es necesario un nuevo país.

Un Nuevo País en el que la salud sea un derecho humano fundamental para todos y todas, sin exclusiones. El sistema sanitario debe ser público y de calidad, sin repagos y debe tener como PRIORIDAD cuidar a las personas y mejorar su salud, sin discriminación de ningún tipo (situación administrativa, género, clase social, etc.).

Una sanidad financiada por un sistema fiscal progresivo donde paguen más los que más tienen para cuidar mejor a los que menos tienen y a los que más lo necesitan.

Para conseguirlo, defendemos 4 ejes:

1.Salud en Todas las Políticas:

Defendemos Salud en Todas las Políticas, frente al modelo neoliberal de Enfermedad en Todas las Políticas (reformas laborales, precariedad, despidos, desempleo, contaminación, etc.). Los países con mayor desigualdad socio económica tienen peores resultados en salud. El austericidio al que se han visto sometidas las economías del sur de Europa ha provocado un empeoramiento de la salud de la población. Hay que revertir estas políticas para mejorar la salud de la población.

Ahora, el mayor determinante de salud de un individuo es su clase social ("el código postal, barrio obrero/rico, influye más en tu salud que tu código genético"): nuestro programa y proyecto son los que más claros tienen la perspectiva de clase y más hacemos por abordarla.

2. Una sanidad Universal

Defendemos asistir a todas las personas, independientemente de su situación administrativa. La asistencia sanitaria es un derecho, por lo que no debe estar vinculada a cotización a la Seguridad Social (por otra parte, no se financia con cotizaciones sociales, sino con los impuestos generales como el IVA, que también pagan cuando compran los inmigrantes, tengan o no papeles).

Hay que combatir el argumento del PP del turismo sanitario. En general, también los españoles cuando van al extranjero tienen los cuidados del sistema sanitario público del país. Existe una Tarjeta Sanitaria Europea que permite recibir esos cuidados en la UE y que luego los sistemas públicos liquidan por compensación.

Derogaremos el RD 16/2012, que excluyó a 800 mil personas y ha provocado daños irreparables para muchas personas y para la salud pública colectiva.

Contrariamente a lo que se suele decir, los inmigrantes no abusan del sistema sanitario, ya que por lo general gozan de mejor salud (población joven) y usan menos el sistema que población general. Que puedan ser atendidos es una cuestión básica de solidaridad, es un cumplimiento de la función redistributiva económica del sistema sanitario y además es bueno para hacer políticas de Salud Pública (conocimiento de cómo enferman las poblaciones para realizar luego intervenciones, etc.)

La salud es un juego de suma no cero, todos ganamos si todos participamos. Si el sistema sanitario atiende a todas las personas, conocerá mejor la realidad sanitaria y atenderá mejor a cada una de ellas individualmente. Atender a todas las personas es solidario, es justo y es eficaz y es una garantía frente a la propagación de algunas enfermedades..

3. Una Sanidad Pública

La privatización sanitaria no es justa: recursos públicos se transfieren a entidades privadas. Muchas de las concesiones son propiedad de fondos capital/riesgo que operan desde paraísos fiscales. La privatización de la sanidad pone en RIESGO nuestra salud. Privatizar aumenta la financiarización de la economía (da más recursos quienes luego especulan contra la deuda pública perjudicándonos a todos). La asistencia y la gestión se resuelven con el principio de lo más barato y no de lo más eficaz

La privatización sanitaria no es eficiente: es más cara, las concesiones son a 30/40 años (se paga varias veces el coste del hospital si se hubiera construido de forma pública), llevan aparejado un incremento porcentual independientemente de que se reduzca el presupuesto sanitario global, en muchos casos han sido rescatadas (Hospital Alzira), en Reino Unido ya están revirtiendo la situación. Las derivaciones de pruebas a la privada suponen infrautilización de recursos públicos. Los países con sistemas privatizados gastan más % PIB (público y privado), como ocurre con toda claridad en EE.UU., y obtienen peores resultados en salud.

La privatización sanitaria perjudica seriamente la salud: Está demostrado científicamente que la sanidad privada es más cara y obtiene peores resultados en salud además de explotar más al personal. Hay menos personal en centros privatizados, lo que se traduce en peor calidad asistencial. La mortalidad hospitalaria aumenta cuando se introduce ánimo de lucro en la gestión sanitaria.

El problema de la privatización no es sólo de la gestión sanitaria o provisión de servicios: la industria farmacéutica (cuyo gasto es el que crece más), la tecnología sanitaria, la formación y la investigación, la informática sanitaria...se encuentran fuertemente supeditadas a los valores de mercado.

Por ello, defendemos:

- Derogar las leyes que permiten privatizar la sanidad, como la Ley 15/97. Revertir las actuales privatizaciones. Denunciar el tratado TTIP y sus tribunales privados, lo que dificultaría la reversión.

- Una buena gestión pública, profesionalizada, formando a los gestores en los valores de lo público en entidades públicas, no en "masters" con sesgo neoliberal.

- Impulsar industrias farmacéuticas y de tecnología sanitarias públicas. Formación e investigación con fondos públicos y no en manos de la industria, de acuerdo con las necesidades sociales y de salud de la población (planificación). Las patentes farmacéuticas son parte del problema y no de la solución: hace falta una agencia de evaluación pública y tener derecho a emitir licencias obligatorias (excepciones a las patentes), como en el caso de la Hepatitis C.

4. Una Sanidad de Calidad:

o Sin discriminación por razones de género:

El sistema sanitario debe evitar los sesgos que existen en la investigación y en los protocolos y guías clínicas de atención. El sistema sanitario tiene un papel fundamental en la detección de la violencia machista. Es fundamental formar adecuadamente a todos los profesionales para la detección precoz y la atención adecuada en caso de violencia machista.
   
o Con cartera de servicios adecuada a todas las necesidades:

Salud buco-dental, aborto en centros públicos, derecho a una muerte digna y la libre decisión del individuo al final de su vida (rechazo a la objeción de conciencia).
   
o Sostenible y con financiación adecuada
   
Los mayores riesgos para la sostenibilidad no son "el funcionariado" o "la ineficiencia de lo público". Son: el incremento de demanda sanitaria debida al aumento de las desigualdades, la privatización sanitaria (que aumenta los gastos y da peores resultados), el aumento del gasto en farmacia (consecuencia del poder de la industria farmacéutica, el mayor aumento del gasto se va en supuestas innovaciones patentadas) y los recortes presupuestarios.

Para garantizar la sostenibilidad, hace falta: salud en todas las políticas para reducir desigualdades, garantizar la sanidad pública, tener industria farmacéutica y de tecnología pública y pone límites al poder de la privada y garantizar financiación adecuada: de entrada hay que elevar un 1 % sobre el PIB para volver a situación previa a los recortes. Además, hace falta planificación en políticas de salud: un Plan Integral de Salud con financiación y objetivos claros.
   
Hay que eliminar la desgravación por seguros privados (injusta e ineficaz, es una privatización) y hay que integrar a todas las personas, con eliminación de los regímenes especiales (MUFACE, MUGEJU, ISFAS, etc.).

Atención Primaria como eje del sistema. Es necesario reforzar la  atención primaria para que constituya el verdadero eje de la atención  que garantice unos servicios sanitarios de calidad.

Salud Laboral integrada: la salud laboral debe quedar integrada en el ámbito público, al servicio del trabajador. Somos los únicos que defendemos la desaparición de las mutuas.

Con Integración del sistema socio sanitario La población española envejece. Es nuestra obligación cuidar de nuestros ancianos como ellos cuidaron de nosotros. Debemos adaptar los servicios médicos y el sistema social a esta realidad, creando un verdadero sistema sociosanitario. El  SNS debe entretejer de forma integral el sistema sanitario y el sistema  de apoyo social dando una respuesta eficaz a las nuevas demandas de los  ciudadanos provocadas por estos importantes cambios demográficos de la  sociedad. Para que sea eficaz, este engranaje entre los diversos niveles asistenciales, no puede estar formado por cientos de sistemas públicos, privatizados y privados. Sólo desde una Sanidad 100 % Pública, con  financiación, gestión y provisión públicas, participada por la  comunidad, se puede construir un sistema en el que entre todos, con nuestros impuestos, cuidemos de las personas enfermas y de las personas ancianas en el final de su vida.
   
Con coordinación y cohesión territorial: Aunque existen diferencias entre CCAA, consideramos que el principal problema de desigualdad es el que se establece entre clases sociales. Las diferencias entre los sistemas sanitarios se deben muchas veces a desequilibrios territoriales de origen histórico y de causa social y económica. Para abordarlos, defendemos: aumentar los niveles de coordinación dentro del actual Consejo Interterritorial de Salud y establecer fondos de Cohesión finalistas que aborden las desigualdades y corrijan desequilibrios, además de financiar los desplazamientos temporales. Defendemos un sistema información sanitaria común y una Historia Clínica Electrónica Única útil, accesible y que funcione en la práctica diaria (no como el engaño actual), basada en software libre.

Aún con sus problemas, pensamos que el sistema sanitario descentralizado ha reducido desigualdades. Creemos en la aproximación de la gestión al ámbito donde se presta el servicio y queremos profundizar en ello: hay que mejorar y apostar claramente por la participación ciudadana en salud.

Con respeto a los/as trabajadores/as del sistema sanitario: Hay que acabar con la situación de precariedad. Establecer OPEs periódicas. Crear puestos de trabajo en función de las necesidades para todas las categorías (sanitarios y no sanitarios). Revertir las privatizaciones garantizando los puestos de trabajo. Hay que cumplir la ley y pagar los derechos adquiridos: carrera profesional, trienios, en todas las comunidades, equiparando retribuciones y derechos. Apostamos por la exclusividad como medio para defender la vinculación al sistema sanitario, con su correspondiente complemento, y evitar la influencia del sector privado en detrimento del público.




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